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Juventud en Paraguay bajo la paradoja del valor

por Sergio González Sanabria – Periodista de Itapúa

La juventud en nuestro país es todavía la mejor apuesta para contribuir al desarrollo, debido a que es el rango etáreo más importante en cantidad, de la población en edad de trabajar. La invidencia de los actores políticos en lugares claves para tomar decisiones, pareciera que se perpetúa a la par que se escapa de nuestras manos, el valioso bono demográfico.

Los jóvenes somos el 27% de la población del país, lo que constituye alrededor de 1,5 millones de personas de entre 15-29 años. De cada 10 jóvenes, seis están activos económicamente, lo que significa que contribuyen, de alguna manera, a la economía nacional.

En situaciones ideales, en condiciones óptimas de acceso a derechos básicos como educación, salud, vivienda y acceso a trabajos dignos, el aporte al desarrollo puede potenciar el crecimiento de nuestro país.

Independientemente a lo que significa en materia de desarrollo económico, la calidad de vida de la población contribuye al desarrollo humano y debería ser analizado desde la perspectiva de los Derechos Humanos. No obstante, a nuestros gobernantes fanáticos de la economía liberal, no les quedó opción que evaluar las políticas para juventud de nuestro país, bajo la paradoja del valor.

Pero, ¿qué significa el valor en sí y de que trata la “Paradoja del Valor”?, pues esta discusión lleva siglos sin tener una respuesta en concreto, pero puede ayudarnos a comprender ciertos aspectos de nuestra realidad. Ésta expone la contradicción de por qué si el agua es esencial para la vida, un diamante cuesta más en el mercado.

Lo decía Adam Smith, en su famosa obra La riqueza de las Naciones (1776), para explicar la paradoja: “Nada es más útil que el agua: pero apenas se compra nada, apenas se puede tener nada a cambio. Un diamante por el contrario, apenas tiene valor de uso, pero con frecuencia se puede obtener una gran cantidad de otros bienes a cambio de él”.

Otros autores de la escuela austriaca como William Stanley o León Walras, interpretan que esta paradoja responde a, que si bien, el agua es más valiosa para la vida, el valor en sí es subjetivo y dependerá de quienes tomen la decisión, evaluar si el diamante o el agua, tiene más valor.

En tanto, la escuela marxista, en vez de resolver la paradoja, la explica agregando una variable. Según esta, es el tiempo de trabajo socialmente necesario el que determinará el valor. La misma no hace alusión al tiempo que cueste hacer las cosas, sino más bien el momento y contexto histórico donde se desarrolla. Por ejemplo, no valdrá lo mismo el agua en medio del desierto, que dentro de una joyería y viceversa.

Pero más allá de resolver la paradoja, lo ideal sería entender bajo que mirada observan -u omiten- a las juventudes en un país de infinitas carencias. ¿Qué ve la clase política en las juventudes? Un “divino tesoro”, un votante, una mano de obra, un sector oprimido o quizás, un sujeto de derecho. ¿Seremos esenciales como el agua o valiosos como el diamante?

Doble pecado capital en Paraguay: ser joven y del interior

Soy un joven del interior, testigo y víctima de este sistema encarecido, que condena sin juicio a cientos de miles de paraguayos, que nacemos por fuera de las grandes oligarquías empresariales, políticas o de la nobleza capitalina.

Soy de Itapúa, el cuarto territorio más densamente poblado de nuestro país. Aquí, donde el desempleo abierto hasta el 2021 según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) afecta a casi 20.000 jóvenes.

No escapa de esta realidad, el tercer pecado capital en nuestro país: ser mujer, joven y del interior. Siempre según datos oficiales, entre el 2017 y 2019, de todos aquellos jóvenes que tienen una actividad laboral, sólo el 20% accedió a la educación terciaria completa.

De cada 100 de estos jóvenes 43 son hombres y 38 mujeres. Además, del total sólo el 34,7 % aportan a un sistema de jubilación.

En el séptimo departamento, donde el color de la autoridad municipal, puede determinar el acceso a derechos, a obras y progreso, los jóvenes son doblemente afectados por la ineficiencia de un estado, casi ausente.

Juventud en Paraguay: agua o diamante

En el país en que la pregunta habitual es de que color es el agua o el diamante, es inevitable eludir aceptar la importancia de las juventudes, para la construcción del desarrollo.

Lo grave, es que ante el reconocimiento de ese potencial, se ignora criminalmente las necesidades de un pueblo joven, con espíritu trabajador y ansias de progreso.

La falta de políticas públicas profundas, que generen cambios sustanciales para las juventudes, son una deuda histórica del Estado paraguayo, que se sienten doblemente dolorosas con esta oportunidad única desaprovechada.

Estamos a tiempo de cambiar la historia, de dar ese salto que supere la interminable transmisión a la democracia. Potenciar a las juventudes, más que una apuesta al futuro, es una inversión con resultados en el presente, ése es el valor crucial y el temor de los tiranos, que se benefician del control de las masas.

Sea lo que sea, diamante o agua, lo esencial es cambiar el significado de ser joven en un país como el nuestro.

Fotos: Sergio González Sanabria

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