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Democracia paraguaya, desde el ideal democrático a la crisis de la representación y la baja calidad (Final)

Los datos de una encuesta reciente realizada por la Plataforma Japoli, que buscó conocer la opinión de la gente en torno a los déficit de la democracia paraguaya, son consistentes con las evidencias empíricas generadas por las distintas mediciones, que ubican sistemáticamente a Paraguay en el grupo de países con índices de democracia “medio-bajo” o “bajo”.

Así, a la democracia actual, le falta:
A) Salud gratuita. 53%
B) Protección a niños/as y adolescentes. 22%
C) Seguridad ante violencia. 21%
Sólo un 4% dijo que está todo bien.

Es notoria la demanda mayoritaria de la gente porque el gobierno atienda problemáticas relativas a sus derechos sociales básicos, que hacen a su bienestar individual y social integral (salud gratuita (53%), a la protección a niños/as y adolescentes (22%) y a la seguridad ante la violencia (21%)). Los encuestados coinciden en que los principales déficits de la democracia se relacionan a la dimensión de resultados de las políticas públicas: la responsiveness. La atención y respuesta a estas preferencias por parte de los gobiernos es sin duda un aspecto clave de una democracia.

Estas respuestas son pertinentes y corroboran el magro desempeño de la democracia paraguaya en los aspectos más sensibles que hacen a la calidad de vida del ciudadano común, pero que además, se relacionan muy estrechamente a los aspectos institucional y/o de rendición de cuentas, en los que el país figura en las últimas posiciones y que se vinculan con la dimensión más liberal y republicana de la democracia: el control de los gobernantes y de sus decisiones y políticas, que condicionan la implementación de políticas públicas responsables y eficaces por parte del gobierno.

Explicaciones sobre la baja calidad democrática

Se han dado tres tipos de explicaciones sobre la baja calidad de la democracia paraguaya, referentes a: la estructura socioeconómica, las características de las instituciones políticas y los intereses y estrategias de los actores políticos (Barreda y Bou, 2010, p.154-158) (3).

La estructura socioeconómica tradicional, mucho más que la del promedio de otros países de América Latina, caracterizada por el predominio agrícola, la escasa sofisticación, la baja urbanización, una reducida clase “trabajadora” y un elevado nivel de informalidad económica. Estas condiciones dificultan la emergencia de actores colectivos capaces de articular un proyecto general y trasladarlo al proceso político. Pero favorecen el desarrollo de una política clientelista, basada en relaciones políticas asimétricas y verticales.Paraguay es uno de los países de mayor desigualdad económica. Una elevada polarización social/económica es un serio obstáculo para el desarrollo de la democracia, por la razón de que las élites económicas son reticentes a medidas de profundización democrática que peligren su situación privilegiada.

La explicación institucional. La relevancia del clientelismo en la vida política paraguaya por encima del promedio. ¿Por qué el clientelismo es un obstáculo para mejorar calidad de una democracia?: a. incentiva el particularismo en la distribución de bienes y servicios públicos. b. dificulta el desarrollo de relaciones de cooperación entre quienes ocupan la posición inferior de la estructura clientelar (los clientes), e inhibe su acción colectiva en pro de sus intereses.
Asimismo, la importancia del clientelismo explica deficiencias institucionales concretas de la democracia -limitada efectividad del derecho de sufragio, débil rendimiento de mecanismos de control político -nivel generalizado de corrupción-. La sociedad civil tampoco rehúye de esta dinámica clientelista. Las organizaciones sociales son cooptadas por los partidos y han sucumbido a la lógica patrón-cliente; participan también de la cultura prebendaria y rentista del país. Esto ha limitado su capacidad de incidencia en el proceso democrático.

Las características y estrategias de los partidos políticos, explican gran parte el débil rendimiento institucional de la democracia.Los partidos paraguayos tienen un bajo perfil ideológico y programático. Característica asociada al clientelismo predominante. La alta dependencia de sus líderes está vinculada a la tradición de caudillismo político y de liderazgos fuertes-personalistas. Los problemas de cohesión interna (facciones y liderazgos en competencia) se trasladan al ámbito parlamentario y se expresan en la constitución de varios grupos dentro de una misma bancada, en el transfuguismo, en el voto “indisciplinado”. Dadas estas características los partidos políticos no tienen incentivos para mejorar la calidad de la democracia y han dilatado sistemáticamente reformas institucionales. Por ejemplo, para fortalecer la transparencia y el control de la financiación de los partidos; ampliar el régimen de incompatibilidades de los parlamentarios; avanzar en el desarrollo de un servicio civil meritocrático; y lograr una mayor independencia judicial.

Conclusión

  1. La mera reforma electoral en debate en el ámbito parlamentario (modificación de listas sábanas, etc.) no va a superar los déficits estructurales que aquejan a la democracia electoral representativa, pudiendo incluso agravar la actual crisis de representación.
  2. La potenciación de la dimensión participativa y pluralista del modelo democrático vigente en la Constitución, es la vía para democratizar la democracia puramente representativa, extendiéndola en su dimensión horizontal, potenciando los mecanismos constitucionales de democracia directa (referéndum, iniciativa popular, etc.) que permitan la participación de los grupos y sectores sociales en los procesos de toma de decisión pública.

(1) La responsiveness es la dimensión de resultados de las políticas públicas. Refiere a la capacidad de respuesta, reacción, sensibilidad, eficacia y respuesta, eficiencia y respuesta del gobierno a las preferencias de sus ciudadanos.
(2) Para medir la calidad de la democracia -en las 8 dimensiones escogidas- en 15 países latinoamericanos, Morlino construyó una escala, cuyo extremo inferior equivalió a 0 (implica ausencia de calidad democrática) y cuyo extremo superior equivalió a 5 puntos (implica máximo de calidad democrática). En el análisis comparado del desempeño de estos 15 países, Paraguay figura en la tabla con 2.80 puntos, solo por arriba de Perú (2,76), Venezuela (2,71), Nicaragua (2,60), El Salvador (2,53) y Guatemala (2,45). Por encima de Paraguay, los mejores países puntuados en cuanto a su calidad son: Uruguay (4,07), Costa Rica (3,97), Chile (3,77), Argentina (3,61), Brasil (3,57), Colombia (3,16), Bolivia (3,08), Ecuador (2,95), México (2,85).
(3)En esta sección se presenta parte del análisis de Barreda y Bou (2010, p.154-158).

Referencias

Barreda, M. y Bou, M. (2010). La calidad de la democracia paraguaya: Un avance sobre caminos tortuosos. Catalunya: Universitat Oberta de Catalunya y Escola d’Administració Pública de Catalunya.
Dahl, R. (1992). “La poliarquía”. En: Batlle, A. (coord.) Diez Textos Básicos de Ciencia Política, Barcelona: Ariel. pp.77-92.
Manin, B. (1998). Los principios del gobierno representativo. Madrid: Alianza Editorial.
Moreira, C. (2015). Fortalezas y debilidades de una democracia de calidad en Uruguay. Revista Latinoamericana de Política Comparada Vol. 10(6), pp.199-218.
Morlino, L. (2011). “Calidad democrática entre líderes y partidos”. En Moreira, C. y Avaro, D. Coord. América latina hoy. Sociedad y Política. Buenos Aires: Editorial Teseo.
Morlino, L. (2013). La calidad de las democracias en América Latina. Informe para IDEA Internacional. Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).

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